Había sacado los muebles fuera, los acaba de barnizar, esperaba a que se secasen mientras fregaba la casa. Hacía esto una vez al mes, era muy maniática. Sabía que una buena salud comenzaba con una buena higiene. Su gata estaba apoyada en una de las ventanas ya limpiada por su dueña. Dormía plácidamente , ignorando el ruido que había a su alrededor.
Una música antigua resonaba en los oídos de Meriam, había adquirido el viejo aparato en una tienda de antiguedades haría dos años. Por culpa de aquel capricho había estado un mes a base de mala comida. Cantaba para sí mientras respaba los cristales que había en el techo desde fuera, antes eran la entrada a la alcantarilla. Lleva un viejo vestido, el cual estaba lleno de manchas de lejía y otros productos químicos de la misma índole.
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